Españá, la caída de Podemos

ALICANTE – Pocas horas después de la derrota electoral del centroizquierda registrada el pasado domingo, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció su dimisión y la convocatoria de elecciones generales anticipadas.

Por lo tanto, las elecciones previstas inicialmente para diciembre se adelantarán al 23 de julio.
Y la coalición de centro-derecha se prepara para ganarlo todo.

Pero, antes de analizar los escenarios futuros, volvamos al domingo.

PODEMOS Y CIUDADANOS DESAPARECEN DE MUNICIPIOS Y COMUNIDADES AUTÓNOMAS

En más de ocho mil municipios y doce comunidades autónomas, ciudadanos y residentes fueron convocados a votar.

Y los resultados, que sin duda decretaron la victoria del Partido Popular y la frenada brusca del Partido Socialista, han evidenciado sobre todo la derrota de dos formaciones protagonistas en los últimos años: Podemos y Ciudadanos.

Podemos, liderada por Ione Belarra tras el retiro de la política del histórico fundador Pablo Iglesias, se volvió prácticamente irrelevante en casi todas las comunidades donde hubo votación.

La formación de izquierdas tampoco consiguió entrar en el parlamento de comunidades clave como la de Madrid (donde Iglesias había ganado 7 escaños) o la Comunidad Valenciana, perdiendo también escaños en los ayuntamientos de Madrid y Valencia.

Su caída fue drástica.

Sin embargo a Ciudadanos le tocó peor suerte. El movimiento de centro – fundado por el abogado Albert Rivera que, tras la derrota electoral de 2019 (de 57 a 10 diputados), había decidido retirarse de la política -, después de haber analizado el resultado del domingo, optó por no participar a las próximas elecciones generales.

Tras las últimas elecciones, la formación de inspiración liberal-progresista se mantiene al margen de todas las comunidades autónomas en las que se realizó la votación y de todas las grandes capitales de provincia.

Una auténtica “muerte política”, según Rtve.

EN LA COMUNIDAD VALENCIANA, CIUDADANOS HA PERDIDO TODOS SUS 18 ESCAÑOS

En la Comunidad Valenciana, excelente espejo de la tendencia general, Ciudadanos perdió hasta 18 escaños.

En la misma comunidad, Podemos perdió los 8 escaños que ocupaba; el Partido Popular obtuvo 21 escaños más, alcanzando un total de 40; el Partido Socialista obtuvo 5 escaños, alcanzando así los 32; mientras que Vox ganó 2 escaños, llegando a un total de 12.

Para entender el escenario general, en Asturias, donde el PSOE le ganó al PP, el PP siguió ganando 7 escaños mientras que el PSOE perdió 1, Podemos 3 y Vox ganó 2.

En Aragón, el PP ganó 12 escaños, Vox 4, el PSOE perdió 1 y Podemos 4.

En Extremadura, en cambio, el empate entre PP y PSOE (28 escaños cada uno) esconde un fuerte descenso del PSOE (que pierde 6 escaños) y un gran paso adelante del PP (que gana 8) y Vox, que entra en juego con5 escaños.

Santiago Abascal, fundador de Vox

EL CENTRODERECHA HA “GANADO” EN OCHO DE LAS DOCE COMUNIDADES DONDE SE VOTÓ

En definitiva, el centroderecha (PP + Vox), si llegara a un acuerdo en todas partes, podría gobernar hasta en 8 de las 12 comunidades autónomas que acudieron a la votación, arrebatándole la mayoría justo al centroizquierda en muchas de ellas.

En cuanto a las elecciones municipales, con poco más del 31%, el PP eligió 22.134 concejales, superando por medio millón de votos al PSOE que, con un 28%, eligió “solo” 19.618 de ellos.

Detrás de los dos partidos principales, se sitúa ahora el partido conservador de derecha Vox que, con un 7% y 1.642 concejales, se consolida como el tercer partido a nivel nacional.

Apenas el 1,34% de los votos, sin embargo, para Ciudadanos, que pasa de ser el tercer partido a tener apenas 365 concejales en todo el país.

A pesar de ser elecciones locales, por lo tanto, a todos les pareció claro el fuerte mensaje político de este voto.

Sobre todo, a Pedro Sánchez, que probablemente esté pagando la alianza con Podemos, cuyo consenso ahora se ha derrumbado.

Yolanda Díaz, fundadora de Sumar

VOX AVANZA Y APUNTA A UN GOBIERNO DE COALICIÓN, MIENTRAS A IZQUIERDA SUMAR BUSCA UN ACUERDO CON PODEMOS

De esta derrota, podría salir la novedad estadísticamente más interesante de las próximas elecciones: Sumar, la entidad política que Yolanda Díaz fundó hace aproximadamente un año.

Líder de Izquierda Unida en su pasado, Díaz había entrado en el Gobierno de Sánchez como ministro de Trabajo viajando en la órbita de Podemos.

Y, precisamente por indicación del dimisionario Pablo Iglesias – que se “inmoló” para salvar unos escaños en la Comunidad de Madrid (aún perdiendo el reto de la presidencia) – pasó a ser vicepresidenta tercera, reservando para sí la futura dirección del partido.

Sin embargo, decidida a ir por su cuenta, Díaz creó la asociación Sumar, llegando así a superar de lejos a Podemos en las encuestas.

Tanto que, tras la caída de este último, Sumar se plantea incluso sustituir y/o incorporar a la formación de izquierda.

Nacido con la intención de juntar varias siglas menores y regionales de la izquierda, Sumar no tuvo la acogida esperada por parte de Podemos, que vio en el experimento una traición respecto al camino emprendido e inmediatamente percibió al nuevo movimiento como su principal competidor.

Pero, considerando los plazos tan cortos (habrá que cerrar las listas alrededor del 19 de junio), las primarias que desea Podemos con toda probabilidad no podrán celebrarse y la fuerza adquirida por Díaz podría obligar a Podemos a firmar el acuerdo, ya solicitado por la propia Vicepresidenta.

Visto el resultado del domingo y las encuestas más recientes, el acuerdo favorecería electoralmente a ambos: los votantes quieren la unidad a la izquierda del PSOE.
Aunque probablemente no sea suficiente para formar un gobierno con el PSOE.

LAS ENCUESTAS POR LAS GENERALES FAVORECEN AL CENTRO-DERECHA

Según la mayoría de las encuestas, de hecho, el PP debería volver a superar el 30% de los votos, convirtiéndose en el partido líder y, en caso de acuerdo con Vox, podría tener la mayoría necesaria para formar un gobierno.

Y ese es, por supuesto, el final que todo el mundo da por sentado.

Pero no todo está escrito.

La repentina convocatoria de elecciones por parte de Sánchez podría tener como resultado el de dar el golpe definitivo a la izquierda – con la que no han faltado fricciones, sobre todo en los últimos meses -, además de impedir un mayor crecimiento del centroderecha.

De hecho, según los rumores, Sánchez cree que este es relativamente el mejor momento para votar. No habría sido sólo el espíritu democrático a empujarlo a tomar una decisión enseguida. Hay algo de cálculo.

Prolongar la espera, en un momento crítico y conflictivo para la mayoría, solo podría empeorar las cosas.

Votar de inmediato, por lo tanto, podría ser la única opción para frenar el avance de la derecha, cuya mayoría absoluta es aún incierta.

Irene Montero, Ministro del Igualdad

LAS DUDAS DE SÁNCHEZ

Difícilmente Podemos podrá recuperarse con tiempo y, llegados a este punto, habrá que entender si Sumar solo será una réplica o, al contrario, se convertirá en una herramienta útil a Sánchez para tener a su lado una izquierda más blanda y una personalidad capaz de controlarla.

Tanto Vox como Podemos, de hecho, han representado en muchas ocasiones más un problema que un punto de fuerza para los partidos referentes del área política a la cual pertenecen. La propaganda de Vox ha insistido repetidamente en la falta de coraje del PP y su “connivencia” con el PSOE. Mucha retórica y varias mociones de censura inútiles, que han dado lugar a duros enfrentamientos de Vox con los populares y que al parecer se convirtieron en votos en la cabina electoral.

También del otro lado, al fin y al cabo, fueron precisamente los conflictos con Podemos las probables razones de la crisis – primero política y luego electoral – del centroizquierda.

A estas alturas, tanto a Sánchez como al presidente del PP Alberto Núñez Feijóo, se les podría incluso meter en la cabeza la idea loca de un Gobierno de unidad nacional, para dejar fuera a los “extremistas”.

Incluso si eso fuera cierto, no sería una opción fácil de digerir para los votantes.

Precisamente por eso, Alberto Núñez Feijóo podría desear un resultado no tan favorable para Vox y así no verse obligado a un acuerdo de gobierno con ellos. En alternativa, podría jugar la carta de la mayoría inestable y el chantaje político de Vox – que debe seguir jugando el papel de partido “duro y puro” frente a sus votantes – para de alguna manera boicotear la alianza y justificar ante los votantes un acuerdo trasversal en nombre de la moderación.

No cabe duda de que estos dos meses, en los que el centroderecha deberá pasar la prueba de las alianzas en los gobiernos locales, dirán mucho sobre el tema.

ALGUNAS CONSIDERACIONES

Más allá de las cuestiones contingentes, varias indicaciones se pueden extrapolar del resultado de las elecciones.

Cíclicamente, aparecen movimientos que sirven de desahogo para algunas instancias. Pero, una tendencia natural al bipolarismo, enseguida empuja hacia una reducción de las opciones una vez agotada la función de los movimientos en cuestión.

Los que sobreviven, una vez apagada la llama, son los partidos preexistentes o históricos.

Para no desaparecer, los nuevos partidos deben ser capaces de ir más allá del carisma del fundador y el entusiasmo del momento.

La creación de un imaginario claro, duradero y verdaderamente alternativo, en el que una gran mayoría de personas pueda identificarse fácilmente, dando vida a un sujeto, capaz de insertarse con fuerza – y no como espectador o coprotagonista – en la dinámica dualista, es la clave para permanecer.

En ausencia de este imaginario, una vez consumido el mensaje inicial, el votante se vuelve a orientar hacia partidos que tienen una identidad, aunque sea solo aparentemente clara.

De ahí la necesidad de conceptos fuertes y persistentes: por más honesto que sean intelectualmente, el rechazo a la dinámica derecha-izquierda (como en el caso de Ciudadanos) es casi siempre dañino a nivel electoral.

En cambio, es esencial proceder en la dirección opuesta, es decir, redefinir el concepto de derecha o izquierda según el propio análisis ideológico.

UNA LECCIÓN PARA LA IZQUIERDA

No cabe duda de que el eventual ascenso de Sumar será un fenómeno igualmente momentáneo si pretende ser una réplica de Podemos, sin auténticos cambios de rumbo (por ahora no en el horizonte).

Sin embargo su derrota responde a razones diferentes de las que acabamos de mencionar.

Podemos, bien estructurado y claramente alineado, había encontrado el voto de muchos que, en la izquierda, estaban descontentos con el PSOE.

Pero luego perdió la oportunidad de ser una alternativa mayoritaria porque se diluyó en el escenario “arcoíris”, dejando otra vez sin representación el votante de izquierda en búsqueda de un partido capaz de replantear la lucha obrera desde una perspectiva auténticamente clasista, popular o incluso marxista.

El votante obrero, que tal vez votó por Podemos en clave anti-patronal o que lo hubiera votado con ese fin, se distanció de cuestiones que parecen muy poco “proletarias”.

Sobre lo cual, no en vano, el PSOE se ha mostrado más “moderado”.

¿Algún ejemplo? El boomerang de la famosa ley del “sólo si es sí” que, mal redactada, ha provocado finalmente diversas polémicas por haber iniciado una escandalosa reducción de las penas de muchos delitos de violencia sexual, aunque partiera de la intención de elevar las penas por delitos menores.

Esto, junto con otras iniciativas queridas por la ministra de Igualdad Irene Montero (compañera del propio Pablo Iglesias), supuso un auténtico autogol para el partido y para el movimiento feminista.

El movimiento feminista se dividió, por ejemplo, también en torno a la “ley trans”, que dio paso a la autodeterminación de género a partir de los 12 años sin necesidad de opinión y terápia médica, solo sobre la base de una declaración (y la aprobación de los padres en el caso de los menores).

Quien no votó por el PSOE, por tanto, cayó en la retórica de Vox, un partido fundamentalmente conservador. Monárquico, nacionalista y reaccionario, Vox ciertamente no es el partido de los trabajadores y las minorías.

Pero puede que sorprenda darse cuenta de los votos recogidos por Vox en los segmentos populares que se sienten inseguros y perciben una izquierda poco atenta al tema de la seguridad.

¡El que tenga oídos para oír, que oiga!

Emmanuel Raffaele Maraziti

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